Pocas, poquísimas veces â por no decir casi ninguna â se nos brinda la oportunidad en Zaragoza de disfrutar de varias bandas locales emergentes en un recinto tan emblemático como la Sala Oasis y con unos medios apropiados para disfrutar de la música. Claro, que semejante privilegio no fue ni mucho menos fruto del altruismo de la sala ni del apoyo institucional, sino de la valentía de cuatro grupos que poniendo en juego su dinero y su autoestima se enfrentaban al riesgo de encontrarse con una sala vacía y gélida. | ![]() |