Tras un accidentado proceso de elaboración, que provocó un retraso considerable a la hora de publicar el disco, por fin Sullivans presentan Amanece en blanco, un disco grabado a finales de 2003 y principios de 2004 en el Laboratorio Espacial de Sonido con la producción de Paco Lahiguera (El niño gusano) y la preproducción de Alan Boguslavsky y Rafa Domínguez. Un puñado de nuevas â y buenas- canciones entre las que destacan nombres como Mis horas perfectas, Regeneración o el tema que da título al álbum. Aragón Musical aprovechó tan buena excusa para hablar con el grupo de sus objetivos, de sus diferencias, de amor y de cervezas. Consulta la entrevista. | ![]() |
«I HATE 80âS» reza la chapa que lleva en la solapa de su chaqueta Alberto, vocalista de Sullivans. Nadie lo diría, porque esta vez Sullivans han sacado su sonido más ochentero y lo han estampado sin prejuicios en muchas de las canciones…
Alberto-Es que ésta es una relación de 4 personas y como ocurre en todas las relaciones, hay celos, envidias, hay odio…
Pablo– Hay amor también, tonto…
Alberto– Sí, también hay amor y pasión… pero es difícil coincidir los 4 a la vez. Es lógico reconocer que tenemos un sonido ochentero en algunos temas pero puede ser por parte de Eduardo, puede ser por la actitud en algunos momentos…
Pablo– Pero el sonido del disco es actual, lo que pasa es que sí que hay pinceladas de los 80 a lo largo del disco, pero son pinceladas.
Eduardo– De todas formas ya nos estamos planteando empezar otra vez y volver a reenfocar las cosas.
¿Ya?
E– Sí, esto es una evolución constante, siempre estamos cambiando y buscando. Y después de tantos años trabajando en el mismo proyecto… tienes momentos altos, bajos, más prolíficos y menos, lo que se refleja en el disco es como estamos ahora. Amanece en blanco es una instantánea de cómo está el grupo en estos momentos. Dentro de unos años todo puede ser muy distinto.
Cierto es, porque hace unos años (unos seis, si mal no recuerdo) el proyecto Sullivans era bien distinto de lo que es ahora. Por aquel entonces ya apuntaban las buenas ideas, pero cantadas en inglés, con comparaciones constantes a U2, y con menor compenetración en directo.
E– ¿Ya han pasado 6 años?
A– No, creo que han pasado 5. Cinco desde que empezamos a pensar el nombre, pero no nos lo tomamos en serio hasta que participamos en el concurso Sonda 99. Entonces llevábamos juntos unos 6 meses y todavía no estaban ni Pablo ni Iñigo…
P– Claro, esto es como el fútbol, empiezas con un equipo modesto y luego vas fichando estrellas. Aquí pasó lo mismo (risas)
A– Ya, por eso 5 años después seguimos en la misma división (risas)
Pero con más experiencia acumulada, con algunos grandes conciertos que recordar y con muchos buenos momentos vividos. Aunque imaginamos que también con cierta desesperación de tener que soportar la espera infinita de llamar a las puertas…
A– No, no te desesperas porque te lo planteas de otra forma. Al principio sí, cuando te empiezan a llamar para telonear a Bunbury o compartir escenario con M-Clan… piensas, bueno, puede que esto vaya a más, y te haces ciertas ilusiones. Pero luego te das cuenta de que tienes que moverte por otros parámetros en el mundo de la música, porque sabemos lo que es comer o vivir de la música, y nosotros, en nuestra situación, como la de tantísimos grupos -algunos buenísimos- que hay en el panorama español, sabemos que es imposible. Entonces te tienes que fijar un objetivo más personal, algo que te motive a ir a ensayar o que te motive a preparar un concierto, pero no por el hecho que en un principio pensabas que podía llegar a ocurrir con esa trayectoria.
P-Que labia.
Estamos de acuerdo. En lo del planteamiento, y en lo de la labia. Entre los objetivos personales mencionados, habéis conseguido que en este disco se haya implicado mucha gente al 100%
A-Sí, la gente ha ido colaborando, Alan Boguslavsky hizo la preproducción. Vino al local, al estudio, estuvimos preparando las canciones con él. Estaba en todos los ensayos, dormía con nosotros, comía con nosotros… y sacó cosas de las canciones que en un principio no se nos ocurrían.
P– Nos dejó sin cervezas… (risas)
A– Y luego llegó Rafa Domínguez, en un descanso de la grabación del disco con Enrique Bunbury… y también nos dejó sin cervezas (risas). Y por último llegó Paco Lahiguera.
P– Y ahí se cierra el ciclo, al volver a entrar Paco, porque él hizo ya el primer trabajo de Sullivans Me against the world y nos gustó mucho. Ãl ha sido el artífice del sonido homogéneo del disco, es un tallador de diamantes, lo que estaba en bruto necesitaba ser tratado, y él cogió a cuatro brutos y ha sacado una joyita.
A– Sí, ha sacado lo mejor de cada uno de nosotros, q a lo mejor no es la hostia, pero es lo mejor de cada uno. Y luego los colaboradores que han venido a tocar, Liborio, Gustavo, Guille, Isaac Haikus, Cris La Notte en el diseño gráfico… La implicación absoluta de tantas personas ha sido algo muy bonito para nosotros.
E- Le debemos mucho a mucha gente.
A- Sí, y no tenemos mucha pasta…
Bueno, se paga con amor. Y con canciones. Diez más una oculta son las que hay en este disco. Y si para ellos ha sido bonito ver cómo la gente se implicaba en el álbum, a nosotros lo que nos parece bonito es el resultado final. Un nuevo disco, una nueva etapa, un nuevo amanecer… los mismos Sullivans.
Texto: Beatriz Pitarch.