Sobrecogido por el poco alcance de mis opiniones, por la malsana polémica desatada en estas mismas páginas (quizá el término páginas no sea del todo correcto. Tendré que buscar a un corrector de estilo y con mayores conocimientos de semántica que los míos. Pero dejémoslo así… Â¿todos nos entendemos, no?… bueno, mejor nada de sobrentendidos… mejor lo aclaro todo: me refería a páginas, pero no a las de papel, no a las de los libros, sino a los archivos informáticos que, sometidos al algoritmo adecuado, se muestran finalmente como una imitación artificial de las páginas reales impresas, con tinta, almidón y celulosa. También llevan carbonatos y algunas están encoladas… no sé, espero haberme explicado bien. Si hay algún problema…) y sintiéndome incomprendido me dije a mí mismo que después del recital poético de Puritani me marcharía de la ciudad con la firme intención de no volver. Fue imposible […]
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