Día, lugar y asistencia: Sábado 15 de Octubre, Mar de Dios, lleno (no es muy complicado).
A cualquiera que me pregunte qué concierto esperaba con más interés de las fiestas del Pilar pasadas quizá le sorprenda mi respuesta: sí, a mí me encanta el Sr.Chinarro y a pesar de las dudas sobre su valía vertidas en esta misma página web diré que la genialidad de Antonio Luque, al menos para mí, está fuera de toda duda. Pero después de las aventuras del Quiromántico mayor el siguiente acontecimiento que me provocaba la salivación propia del deseo anticipatorio era la vuelta de los Sullivans al directo en la sagrada ciudad de Zaragoza. Su doblete en el FNAC-Artistas de hace unos meses me supo a poco y yo, yo quería mucho más.
Los Sullivans en el Mar de Dios sonaron potentes, guitarreros y luminosos. El doble juego vocal de Pablo y Alberto en algunos temas nos regaló alguno de los mejores momentos de la noche (no, ninguno de nosotros, estamos hechos de frío, de frío), en el que se repasaron las canciones antiguas, procedentes del disco Amanece en Blanco, que trajeron el regusto de lo conocido y la interpretación compacta: estribillos y acordes rugosos, la batería precisa, el bajo agreste y los arabescos de guitarra: Amanece en blanco, Ruido Aparente o Celuloide. Paco Lahiguera, técnico de sonido y puntual colaborador se declaró como no responsable de nada de lo sucedido antes y después de la grabación de ese disco moderadamente maldito.
Pero es en los nuevos temas que se presentaron, con cadencias de la electrónica más elegante y los ribetes bailables (aunque si sólo bailan nuestras noviasâ¦Â¿estamos haciendo algo mal? AlFuxedo dixit) donde se encuentran el material y sendas transitadas por The Faint, Vive la Fête, Interpol o los nunca suficientemente clásicos New Order o Niños del Brasil, son las sendas a transitar en el futuro del Sulliworld.
La demoledora versión del Personal Jesús de los Depeche Mode con la que cerraron el set, a base de salvajismo vocal e instrumental es uno de esos temas que hay que grabar como cara B o para los discos recopilatorios de algún fanzine. Pinchable, fuera del tecno peleón o la máscara mesiánica de J.Cash.
Recordatorio también para el bis delicado de Las horas perfectas, momento emo del concierto, con el frontman megáfono en mano, transmitiéndonos la pereza y delicadeza de los minutos. Thanks men.
Sullivans intempestivos y divagantes, Fuxedo y Malatesta, junto a Volador, Picore y Bronski y fuera de la genialidad del Costabravísimo o la vuelta en solista de Santi Rex (de los pocos músicos que se dejaron caer por la actuación), por ahora y mientras nadie me demuestre lo contrario lo mejor de esta ciudad furia.
Buenas tardes y muchos besos para todos.
Octavio Gómez Milián
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