LOS PECES (Por Beatriz Pitarch)










Clara en un momento de la actuación de Los Peces


Clara a solas con la guitarra durante el concierto de Los Peces


 


Hasta la fecha Los Peces sólo habían actuado una vez en un teatro. Se habían subido a escenarios de todo tipo, grandes, pequeños y medianos, de teloneros y de artistas principales, con banda y sin ella, pero la actuación del pasado martes en el Teatro del Mercado de Zaragoza, significaba la primera sin sonidos pregrabados, la primera en formato semiacústico y para añadirle más encanto, la primera en un teatro de su ciudad. Así que, quien más quién menos, mostraba su curiosidad por ver cómo desarrollarían el concierto.


También Santi y Clara, componentes del grupo, levantaron curiosos la vista a un público diferente al habitual, acomodado en sus respectivas butacas, más observador que de costumbre y plagado de caras conocidas. Es lo que tiene tocar en casa. Algunos lo llaman respaldo y otros presión. Los Peces, por su parte, lo llevaron estupendamente, con menciones a familiares y a amigos incluidas, pero también con cierto aire de nerviosismo en las primeras canciones. Así es la música de verdad, sin aditivos y con el riesgo presente de que lo bueno y lo malo se perciba en el mismo golpe de vista. 


Esas primeras canciones fueron la contagiosa Alza tu vuelo, No será la última vez o No sé por qué, una bonita historia basada en aquellos años en los que Santi correteaba de un lado a otro disfrazado de Spiderman. Siguieron con dos de sus temas más conocidos, En la línea 2 y su actual single Nuestro final feliz, preciosa canción con guiño al In my life de Los Beatles rodeado por la voz de Clara, que, aunque parece más cómoda en los tonos graves, cumple con su función correctamente. No hay gorgoritos, hay naturalidad.


Sin equipaje nos permite disfrutar de un solo de dobro (un tipo de guitarra con resonador que hace que el sonido adquiera un matiz metálico) a cargo de Julian Kanevsky, a la par guitarrista de La Cabra Mecánica. Vuelven a la suavidad de El negocio familiar y contrastan con Recuerdos del futuro, la primera (que no la única) en la que la gente acompaña con palmas. La biografía musicada de Fernando Merodeando, que ya no va de flor en flor, según contaron al presentarla y La misma canción, que en directo recupera el espíritu funky de sus primeras maquetas, marcaron el final del espectáculo. Y para los bises, versiones.


Clara se cuelga la guitarra y se queda a solas con la quebradiza Mil pedazos de Christina Rosenvinge, dedicada a Germán Larone. La siguiente es una sorprendente adaptación de otro compositor aragonés, Cuti, que precisamente hacía suyo ese escenario justo la semana anterior. Eligieron Viéndote dormir, extraída de El mundo de Irene, y quedó perfectamente a la altura de las que le siguieron, originales de Fito Páez (Once y seis) y Calamaro (Flaca), dos de sus artistas de referencia.


Un repertorio más generoso de lo acostumbrado que finalizó con La fiebre de los años 90, donde era imposible no echar de menos a Alex Olmedo de La Naranja China, invitado en la versión de estudio, y que sirvió para conocer una a una las canciones de su debut. Bueno, todas no. Así el que todavía no se ha hecho con el disco, ya tiene una excusa. Saber cómo suena la única que no tocaron.
 


Texto y fotos: Beatriz Pitarch
[email protected]


 


Santi Comet y Clara Téllez son Los Peces

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