SIDONIE. C.C. DELICIAS, 10/03/2.006. 400 personas. Formación: Marc Ros (guitarra, bajo y voz), Jesús Senra (bajo, guitarra y sitar), Axel Pi Cavallero (batería, percusión y baile), Didac (percusión y armónica) y Fluren (teclado y sintetizador). | |
¿Qué tienen estos chicos que cada vez que nos visitan la arman?. La respuesta es tan subjetiva como sencilla: buenas canciones, imagen retro y actitud, mucha actitud. Y es que las hazañas de Sidonie en directo han corrido como la pólvora en un barco pirata a la par que han permitido que este trío de golferas se haga con un lugar de privilegio en la escena pop española. 16 ⬠de entrada y un Centro Cívico Delicias rezumando ambientazo para recibir el «Sin remordimientos tour» demuestran que los chicos de la concha cuentan con un público fiel, sin prejuicios y con ganas de bailar y pasarlo bien. Toda un pléyade de devotos fans que vibran con la música y las ocurrencias de los catalanes y que â dicho sea de paso – ¡fuman como carreteros!. No en vano, el sentido del espectáculo es otra de las grandes virtudes que la banda sabe transmitir encima de un escenario: se disfrazan de Carnaval, se besan, alzan sus guitarras, agitan al personal, brincan, bailan y no les importa ponerse a tocar sentados en el suelo entre el público. Y lo más importante, todo ello se produce sin que la calidad de ejecución musical se resienta en exceso, pues arropados por Didac en la percusión y Fluren en los teclados, Sidonie consigue sonar de manera más compacta y precisa que nunca, algo que muchos llevábamos reclamando desde hacía tiempo. Psicodelia, pop desenfadado y bailable, aires retro, George Harrison… Muchas son las influencias de los barceloneses, pero casi todas ellas nos ubican musicalmente más allá de 1980. Los Beach Boys sonaron en la sala en los momentos previos al concierto como alertando de sus verdaderas intenciones en esta nueva andadura en castellano. Minutos más tarde, Marc Ros y sus muchachos acometieron Sooner or later de Bob Dylan confirmando nuestros mejores presagios, si bien en los vastos archivos de Aragón Musical no consta que el bueno de Zimmerman se besara en la boca con su bajista… Previamente, la banda había abierto camino encadenando Bohéme y Feelinâ down, calentando el ambiente para lo que se avecinaba después. Marc, solo con su guitarra acústica y escoltado por el teclado de Fluren, congeló los ánimos con la preciosa Jardín polar demostrando que el cambio de idioma no ha mermado en absoluto su buen gusto para las melodías sixties. Y así los temas se fueron sucediendo conviviendo en perfecta armonía castellano con inglés, Cervantes con Shakespeare, presente con pasado. Jesús cogió el sitar y Axel bailó como una locaza para deleite de los allí presentes. Sonaron Sidonie goes to Baranasi, Joe, On the sofa, Blablabla, Tienes gracia y como colofón el trío calavera salió disfrazado con máscaras y plumas carnavaleras comiéndose el escenario con un show efervescente y trepidante. En fin, nada que ver con su anterior visita en noviembre. En aquella ocasión, los temas nuevos sonaron a transición traumática y los viejos hits no fueron sino clavos ardiendo para salvar un concierto un tanto descafeinado y envuelto en una atmósfera enrarecida. Cuatro meses después, mucho más convincentes en su puesta en escena y con las canciones de Fascinado rodadas por los escenarios de toda la geografía española, la banda logró el perfecto equilibrio entre el repertorio antiguo y el más reciente y el público respondió. Toda una cura de humildad para aquéllos que entonces los acusamos de haber perdido pegada sobre el escenario. Ellos lo pasaron bien, nosotros lo pasamos bien. De eso se trata, pues la música no deja de ser un entretenimiento. No hace falta más. Jaime Lasaosa goes to Baranasi. |
