CRÓNICA: TONY MACALPINE en el Teatro del Mercado, por Beatriz Pitarch

Hay conciertos y conciertos. Los hay en los que prima la conexión con el público, los detalles visuales, el show propiamente dicho por encima de las canciones, y los hay en los que destaca la técnica de los músicos, la capacidad de improvisación, la velocidad con los instrumentos o la elección de los arreglos. En el caso de Tony MacAlpine, junto a Sheehan y Donati, estamos hablando claramente del segundo caso.

Lo que vimos el pasado 26 de septiembre en el Teatro del Mercado no fue un concierto, fue una lección de virtuosismo a tres partes iguales. Y es que, a pesar de que la gira venía con un repertorio centrado en la discografía de MacAlpine, el guitarrista permaneció gran parte del concierto en un segundo plano voluntario, dejando el protagonismo a un crecidísimo Billy Sheehan que supo enganchar al público con sus frenéticas improvisaciones, una velocidad descomunal en los arpegios, posturas enrevesadas en las que la mano derecha pasaba por debajo del bajo para pulsar las cuatro cuerdas e incluso un increíble solo de bajo con una sola mano. Hay que verlo para creerlo.

Y los que lo vieron eran en un 95 % músicos de la ciudad (dejamos el 5% restante para los que vinieron con novia). Ahí nos encontramos, como no podía ser de otra manera, con un pendiente Jose Luis Arrazola, o algunos de los miembros de La Comodidad del Anillo, quienes no quitaron ojo de la guitarra de siete cuerdas de MacAlpine. Claro, que cada uno del público se fijaba más en el músico con el que compartía instrumento. Así que Miguel Isac, batería de Ixo Rai! o de Bogus Band, por ejemplo, podría deleitarse con el solo de 10 minutos –de reloj- que realizó Virgil Donati en el que volvió a destacar la precisión, veteranía, velocidad con el doble bombo y sus juegos malabares con las baquetas; tanto que siguió tocando a una mano mientras recogía una de sus baquetas del suelo.

El concierto se abrió con Christmas Island del álbum de Macalpine Chromacity, y siguió exactamente el mismo orden que en otras ciudades de la gira, con canciones de sus discos Freedom to fly, Madness, o los primerizos Edge of Insanity y Maximun Security. También hubo tiempo para el Dog Boots de Planet X o el Don’t look down que encontramos en el disco Cosmic Troubadour de Billy Sheehan en solitario. Canciones extensas, con muchas partes dentro de la misma canción, en las que también escuchamos programaciones con buen gusto en canciones como Avenger, Isis o Suspence. El último tema, Naked Nancy, volvió a dar protagonismo al bajo y nos regaló uno de los momentos más visuales con Donati y sus baquetas agachado a los pies de Sheehan golpeando las cuerdas del bajo, y levantando a todo el público de sus asientos, como dictan las normas de un teatro, si es que se ha disfrutado del concierto. Pues sí, lo disfrutamos y mucho.

Texto y foto: Beatriz Pitarch
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