Su regreso a Zaragoza mostró también dos caras, una la de un público muy escaso (no se llegó a los cincuenta espectadores) pero ávido de escuchar el cambio enérgico del grupo, otra la de un grupo que se crece ante las dificultades, que supo lidiar un toro difícil en una plaza que siempre es una incógnita. El resultado: un concierto íntimo, mágico y espectacular.
Desde el primer tema pusieron en marcha una locomotora que no iba a dejar respiro (hasta el propio Marcos Cao solicitó a la audiencia una pausa), comenzaron con tres de sus últimos trallazos Dentro de ti, Dónde estás tú y Bipolar. Se podía adivinar perfectamente lo que había en la cabeza del grupo, mucho Muse, mucho Stereophonics pero también mucho The Police, tanto en melodías de voz como en líneas de bajo.
A pesar de decir en todas las entrevistas que han prescindido del teclado, La Sonrisa de Julia ha acogido en su seno a un todoterreno que aparte de encargarse de la mayoría de los solos de guitarra, toca el piano cuando es necesario, una figura imprescindible para dotar de solidez al directo de la banda.
Siguen desgranando los temas de Bipolar, La Función, Entre tú y yo y dejan paso para el intimismo con la preciosa balada Luces de Neón. ¡Ojo! A pesar de que su última grabación lleve el peso del concierto no dejan de lado su anterior etapa y rescatan (con muchos cambios) temas como Bufón, Llevo tu voz, Grito, Caminos diferentes o El Tren que servirá para presentar al grupo.
Finalmente y como ya hemos dicho antes, sin respiro alguno, el grupo decide finiquitar su actuación por todo lo alto, primero con Libres, su último single que puede recordar a los U2 de los noventa y luego con Euforia, quizás el tema más Muse del disco (en el que por cierto colabora el omnipresente Iván Ferreiro). Más de hora y media de rock, funky, brit-pop, power-pop, lo que ustedes quieran, escojan la cara que más les guste y disfruten de su remarcada bipolaridad.