Ya se sabe que la música, como cualquier otro arte, combinada con el humor, pasa a tercera división para todo cultureta que se precie. El disco debut de Juako Malavirgen va como anillo al dedo para callar bocas. “Lengua Luenga” contiene buenas canciones, está excelentemente tocado, la calidad de la producción es más que notable… Si las letras hablaran de misticismos, tragedias poéticas, los ojos de aquella chica… seguiría sonando bien… aunque, por fortuna, la temática vaya por otros derroteros.
Tras varios años de bolos sin disco editado era obligado que el cantautor zaragozano publicara algo antes o después. Podría haber grabado todo un triple disco pero probablemente Joaquín ha preferido esculpir una decena de temas con un resultado final más pulcro.
Del sonido se ha encargado Nacho Margeli, al que conocemos, además de por bandas como La Comodidad de Anillo, por acompañar a Malavirgen, guitarra en mano, en alguno de sus conciertos.
Juako es hijo de La Mandrágora, con quienes muchos cantautores españoles aprendieron a reírse más y lloriquear menos, y de otros “caraduras” como Pepín tré, Pablo Carbonell, Daniel Higiénico e incluso Albert Pla y Mamá Ladilla. Es, además, Hermano musical de El Sobrino del Diablo, con quien comparte escenario habitualmente. Pero, familias a parte, ha sabido, sin embargo, encauzar su sonido consiguiendo una propuesta sin duda personal.
Juglar del medievo en “Génesis”, “Pedigüeño”, “El Príncipe Destronado”… Bluesman en “No te soporto” -con la compañía de la voz rasgada del monologuista Mariano Bartolomé- e incluso poseído por el espíritu de los mismísimos Café Quijano en “Lengua Luenga” a dueto con El Sobrino del Diablo, en este álbum ha entrado en el juego de vestir la música de risa, o viceversa, como una niña de largas y suaves melenas con sus barbis.
Este trabajo ha sido reconocido como la mejor autoedición de 2008 por los votantes de los X Premios de la Música Aragonesa, subrayado de un modo especial por el periodista musical Matías Uribe que –además- lo calificó con 5 estrellas (máxima puntuación) y destacado por el periodista y cantautor Joaquín Carbonell. Pero por encima de eso, es un disco honesto, construido con las canciones de un tipo que decidió vivir de la música y lo ha conseguido a base de tocar y tocar hasta llegar a ser el solista aragonés con más conciertos al año. O sea, con mucho trabajo, aunque cuando presenciemos sus monólogos musicales parezca que es todo tan natural como, en cierto modo, es.
Texto: Sergio Falces
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