DORIAN + DE VITO. Sala Oasis, Zaragoza, 20/11/09

La música tiene un extraña capacidad de emoción que es difícil de explicar para quien no la percibe. Dicen que es el arte más perfecto de todos, pues es el único que no entra por los ojos. Pero por el contrario, es el que más controversia genera. No sabría explicar por qué Dorian me emocionaron la primera vez que los escuché, pero lo hicieron enormemente. Sus melodías de voz y su sonido cautivan a la primera escucha o, al menos, no dejan indiferente. Hacía exactamente dos años y tres días que habían tocado por última vez en Zaragoza y se les esperaba con ansia, máxime cuando se supo que el escenario elegido para su concierto sería el Oasis Club Teatro, uno de los mejores de todo el país.

Abrieron la noche los zaragozanos De Vito, sin duda otro de los alicientes para asistir al concierto del viernes. La misión de un telonero es la de calentar al público asistente antes de que el grupo principal salga al escenario… De Vito no calentaron al público, lo pusieron directamente al rojo vivo. Desprenden una energía en el escenario que se contagia a los primeros minutos de actuación, consiguiendo poner a bailar a una gran parte de la gente que comenzaba a copar las primeras filas. Al igual que pasa con Dorian, su sonido y su actitud gustarán más o menos, pero no deja indiferente. Es música electrónica, lúdica y festiva. Pensada para ser tocada en directo y bailada hasta el amanecer. Presentaron algunas de las nuevas canciones que se incluirán en su inminente nuevo disco, como “Champán para todos” o “Bárbara Rave”, dejando ver ya el enorme  potencial que atesoran las nuevas composiciones. Como es habitual, el grupo telonero no gozó del volumen ni la iluminación necesarios para que su show alcanzara el máximo nivel, pero aún así De Vito dejaron muy alto el pabellón y demostraron el enorme tirón que la música electrónica está alcanzando últimamente.

A los pocos minutos salieron Dorian al imponente escenario de la sala Oasis, ese teatro centenario que tenemos la suerte de tener abierto en esta ciudad. La iluminación y la puesta en escena eran perfectas. El quinteto catalán, con todo a su favor, comenzó a desgranar casi por completo “La ciudad subterránea”, su nuevo disco. Abrieron con “Simulacro de emergencia” y ya pudimos ver que Dorian han  dado un paso más en cuanto a sonido y profesionalidad. Suenan más compactos, más reales que hace dos años. La batería cobra ahora más protagonismo y los sintetizadores, que siguen siendo los protagonistas principales, ceden más terreno al bajo y a la voz. Las guitarras siguen sin aparecer, pero no es algo que reste eficacia al sonido global de la banda. Costó mucho que el público rompiera a bailar y a Marc –cantante y guitarrista- se le notaba impaciente. Gesticulaba, pedía agitación e incitaba al respetable a compartir con ellos la emoción escondida tras un comienzo de actuación un tanto insuficiente. Con “Verte amanecer” ya se pudo palpar algo, pero fue con “Paraísos artificiales” con la que por fin se metieron al público en el bolsillo. Mención especial a las canciones de su anterior trabajo “El futuro no es de nadie” que siguen siendo las protagonistas de sus shows, mostrando así la increíble aceptación que tuvo ese trabajo entre sus seguidores. Temas como “Tan lejos de ti” o “Corta el aire” fueron de los más coreados por el público. Y volvió a sonar una vez más “Cualquier otra parte”, ese himno generacional que ya ha convertido a Dorian en un grupo de éxito. Una canción casi perfecta que puso la guinda a un concierto que tardó en despegar pero que finalizó con la Oasis volcada por completo a la causa de los barceloneses. Tras un breve parón, terminaron con tres canciones más entre las que se encontraba otro diamante en bruto de su nuevo disco, “Tormenta de arena”.

Dorian se acercan a un terreno muy cómodo dentro del panorama musical español, un terreno neutral que conjuga el éxito de crítica y público, algo no muy común hoy en día. Dejan un poso perenne en la gente que se acerca a su discurso y no son fáciles de olvidar. Sí es cierto que quizás les falte la energía de otras bandas más cercanas al rock o con un sonido más “guitarrero” pero menos original. Y es ese el éxito de esta banda, su tremenda originalidad sin dejar de lado lo más importante: tener la capacidad de crear CANCIONES con mayúsculas.

Texto: Alejandro Elías
[email protected]

Imágenes: Ángel Burbano

DORIAN Y DE VITO

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