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Puntualidad inglesa. Eso fue lo que hizo que me perdiera el show de uno de los grupos más interesantes de la escena local: The Fractal Sound. Y es que todo lo que he escuchado de ellos me sabe a gloria. Sin duda, tomo nota y para la próxima espero disfrutar de su directo. Ya calmado el ambiente que anunciaba chaparrón (y de los gordos) hicieron acto de presencia los franceses Cats on Trees, la sorpresa positiva de la noche.
Voz, teclado y batería, únicamente dos personas llamando la atención de un público al que le costaba abandonar la grada del anfiteatro. Digo que fueron la sorpresa porque servidor apenas conocía su existencia, únicamente el tarareo de la versión del Mad World de los Tears of Fears y poquito más. Su concierto fue de los que valen una entrada, de los que dejan buen sabor de boca y ganas de verles en un escenario más apropiado. Canciones muy en la onda de los últimos trabajos de PJ Harvey o de Cat Power, ya saben ecléctico, raro pero con un gusto delicioso.
Tras el recital de los de Toulousse salieron los chicos de Sidonie, otros que hace bien poco incendiaron la Oasis. La noche de ayer quizás no fuera su mejor concierto pero su actitud sigue siendo la de comerse el escenario función a función. Tienen el decálogo del rock aprendido de memoria y sus canciones pop son prácticamente perfectas. Sidonie pueden ser los más rockeros y los más moñas y lo bueno de todo es que agradan a casi todos. Sonaron temas de su último disco como El Incendio, La Sombra, Por ti, Un día más en la vida y rescataron temas de sus anteriores obras en castellano (Fascinado, Giraluna, Sylvia…) dejando para el final su parte más bizarra, la de On the Sofa y la de Sidonie goes to Moog, un ejercicio de psicodelia perfecto para dar paso a una de sus principales influencias: Os Mutantes.
Ataviados con sus marcianos trajes y haciendo honor a su nombre Os Mutantes repasaron parte de su carrera acordándose de sus últimos trabajos (sonó Querida Querida entre otras), motivo real de su vuelta. Lo mejor de todo, el poder escuchar los juegos vocales y las melodías entrecortadas de un grupo en forma, y escuchar clásicos como El Justiciero o A Minha Menina con la Luna presente no tiene precio. Una noche más seguimos siendo felices.
