Cuando se quieren hacer la cosas bien y realmente se pretende construir una ciudad que sea una abanderada de la cultura europea, pueden salir iniciativas tan interesantes como ésta. ¿Y el Ayuntamiento de Zaragoza qué proyectos similares está promoviendo? Pues más bien pocos. Por todos es sabido que aquí los músicos sólo interesan a los políticos cuando pueden ser útiles para una buena foto promocional (ya se sabe: Amaral, Violadores del Verso y poco más). Y desde luego no será por falta de grupos y artistas de calidad ni por falta de expertos en la materia con capacidad para sintetizar el material.
No digo que encargar un libro de estas características sea uno de los impulsos definitivos para la candidatura, pero sería un signo positivo de que se intenta pasar a la acción y que esta iniciativa es algo más que un conjunto de ideas vagas sin rumbo. De todas maneras, no sobraría un libro así, a pesar de que Matías Uribe ya hizo algo parecido hace siete años (pero abarcando toda la comunidad de Aragón) con Polvo, niebla, viento y rock: Cuatro décadas de música popular en Aragón.
Vuelvo a leer la página web Zaragoza 2016 y no encuentro más que palabras vacias, sin significado y que no concretan ninguna acción más allá de una cultura sostenible (de verdad, no sé que significa esto). Cito textualmente: “la política cultural es uno de los mejores modos de convertir Zaragoza en una ciudad más abierta y aún más acogedora y que se sirva para transformar su modelo urbano, reforzar su sostenibilidad y mejorar el bienestar de todos los ciudadanos.”
De la programación de las fiestas del Pilar, de momento mejor no hablo, me espero a ver si a última hora este desaguisado coge mejor forma, aunque lo veo difícil.