El sábado, el persistente chaparrón que cayó en la capital me impidió ver la actuación de 3Mellizas pero la lluvia parece ser que no fue impedimento para que cuando el sorprendente Bigott saliese al escenario ya hubiese un considerable número de público. El ascenso del zaragozano a lo más alto del panorama alternativo es imparable. Un disco al año y en cada uno se supera. Con su último trabajo, This is the beginning of a beautiful friendship, vuelve a dar otra vuelta de tuerca al manido folk americano y lo convierte en algo nuevo, diferente, raro y excitante: exactamente lo que fue su recital. Para la ocasión, Bigott salió arropado por una banda al completo y revisitaron y dieron más profundidad a sus temas. Fue una delicia poder escuchar en directo Dead man walking, She is my man y una pletórica New York S’Eveille.
Continuando con la nueva hornada folk española, llegó el turno de Annie B. Sweet, una de las revelaciones del año pasado (con el permiso de Russian Red, claro). Si Bigott apuesta por una vertiente más bizarra, la joven artista opta por dotar a la música de elegancia, sensualidad y delicadeza. Con su voz y su primer disco encandiló fácilmente a los presentes y remató la jugada con su original versión de Take on me, de A-Ha.
Y por fín llegó uno de los momentos más esperados del festival: Massive Attack, las auténticas estrellas de las fiestas del Pilar (aunque también había por ahí un tal David Guetta…). Su último disco, Heligoland, no ha ido acompañado con las entusiastas críticas que suelen producir sus lanzamientos, sin embargo, con el directo, sus nuevas composiciones cobran una gran fuerza y despejaron posibles dudas. El arranque con United Snakes (una joya que sólo se puede conseguir por medio de Itunes) ya fue un aviso de que no habían bajado el nivel. Los de Bristol comentaban hace poco en una entrevista que no les gusta mirar al pasado, pero es obvio que en los últimos años sus actuaciones se sustentan en esa piedra angular de la música de los 90 que es Mezzanine. De él tocaron hasta cuatro temas pero es que, además, sus nuevas y viejas composiciones se empapan de ese sonido (una especie de mezzanización…): potentes graves, ritmos hipnóticos, puntuales guitarras y una sobrecogedora sensación claustrofóbica. Así pues el repertorio fue un resumen de lo mejor de Heligoland (Girl i love you, Babel…) con las infalibles Unfinished Sympathy, Teardrop (que fue la única que sonó algo desangelada), Angel, Inertia Creep, Safe from harm, Rising son… Por supuesto, no faltaron algunos de sus ilustres colaboradores, como Horace Andy, que fue recibido como se lo merece, como un grande. Como era de esperar, el sonido fue impecable y la puesta en escena magnífica. Un gran panel con luces led colocado detrás de la banda acompañaba a las canciones con todo tipo de mensajes subversivos contra la guerra, políticos y la incultura en general. Lo único que hizo cortar la intensidad del concierto fue los problemas técnicos que obligaron a pararlo durante más de 15 minutos. De todas maneras, un concierto que no se olvidará fácilmente en Zaragoza.
Después de semejante exhibición, muy difícil lo tenían We Have Band, uno de los últimos hypes provenientes de Inglaterra. Cuentan con un interesantísimo primer disco, pero debo reconocer que me acerqué a ellos con cierto escepticismo por culpa de la exagerada prensa anglosajona. A pesar de ser una banda con una marcada tendencia a la pista de baile (sus primeros singles así apuntaban) en directo trataron de reflejar la diversidad de la que hace gala su disco: mucho ritmo, elaborados juegos vocales y sutiles arreglos electrónicos. Quizás su pose pretendidamente arty, les impidió conectar más con el público, aunque sus singles más conocidos (Oh! y Dividise) fueron infalibles.
Pero si de verdad lo que se quería era bailar, ¿quién mejor que We Are Standard? Estos vascos no se caracterizan precisamente por las sutileza, van al grano. Comenzaron alto ya con Don’t let the children play around y ya no dieron respiro. La actuación se centró en su último y celebrado disco, con el que han revolucionado todas las salas de conciertos que han pisado. Zaragoza no fue una excepción y media multiusos bailaba al ritmo de las dos baterías del grupo. Ya en la recta final rescataron sus primeros hits: On the floor, Txusma remix y Believe (algo así como su Swastika eyes particular). Una gran fiesta en la que ni si quiera faltó confeti.
Los encargados de cerrar el festival fueron TV Addictive, descritos como “auténticos pioneros del remix del audio y vídeo”. Debo reconocer que aunque me parecieron originales, a la larga me resultaron un tanto planos y repetitivos. Eso sí, no dejaron indiferente a nadie y además consiguieron animar la sala hasta que se cerró.
Un punto que no se debería pasar por alto es el abusivo precio en las consumiciones, un tema muy comentado durante todo el festival. No es normal que cobren 8 euros por un cubata en vaso de plástico y 10 euros por un litro de cerveza. Más de uno se quedaría con las ganas de pedir el libro de reclamaciones.
Fotos: Ángel Burbano