Lo ha vuelto a hacer. Llevaba años “amenazando” con un disco latinoamericano y podemos decir que, al fin, ha cumplido su capricho particular. Pero no nos engañemos, Licenciado Cantinas bebe de todas las influencias que el aragonés errante ha probado durante su extensa carrera en solitario, hay mucho de Sudamérica pero también hay apuntes fronterizos y norteamericanos, Nueva Orleans, Texas, “you know man”. No obstante no es algo que deba sorprendernos pues ya en épocas anteriores se ha acordado de grandes clásicos como El Jinete de Alfredo Jiménez, Con el alma en los labios de Rafael Paz, La última Curda de Troilo y Castillo o Aunque no sea conmigo de Chago Díaz.
En Licenciado Cantinas nos vamos a encontrar muchas novedades pero también cosas que ya hemos conocido a lo largo de todos los viajes a los que nos somete Enrique Bunbury. Y es que como todo buen licenciado, el aragonés presume de todo su saber y lo comparte con el resto desde una posición de maestro. Como si un licenciado en Historia les ofreciera textos de Eric Hobsbawn, Lucien Febvre o E.P. Thompson, por poner un ejemplo. La sabiduría del cantante es tal en cuanto al cancionero latinoamericano que no se queda con lo sencillo, indaga y lo ofrece a su público y al que pueda llegar y todo ello sin la sombra de EMI (¡gracias!).
Además, Bunbury, ha tenido el capricho de rodearse de gente como Flaco Jiménez (acordeón), Charlie Musslewhite (armónica) o del gran Eliades Ochoa acompañando a la voz, entre otros. Y ha sumado un nuevo componente a sus Santos Inocentes, el percusionista Quino Béjar que cambia la perspectiva de una banda de rock transformándola en algo más, en una máquina de música total. La producción es de sobresaliente y el número de detalles que ofrece la obra hace que no sean suficientes mil veces para perderse en la historia del Licenciado Cantinas.
Canciones también las hay, claro. Composiciones de Pablo Casas Padilla (Vida), Guadalupe Ramos(Ánimas, que no amanezca), Alfredo Gutiérrez (El Solitario), Lhasa de Sela (Pa’ llegar a tu lado –“que tarde te encontré y cuanto te sigo llorando”-), entre otros, así hasta llegar a los 15 cortes, perfectamente empaquetados en un doble vinilo o en un triste cd, todo depende de las apetencias y bolsillos de cada uno. Boleros, chacareras, salsa, corrido, blues…una amalgama de estilos, de letras de las que duelen encabezadas siempre por la personalísima (y cada vez más espectacular) voz de Bunbury.
Detractores, fanáticos, ignorantes, sabiondos, hombres, mujeres y viceversa, aquí tienen la última re-creación del artista más reconocido de la región. Tómenla, déjenla, rían, lloren, sueñen o simplemente vivan mientras algunos seguiremos disfrutando de los caprichos de otros y de la luz de la Luna. Licenciado Cantinas no engaña a nadie, como su autor, un paréntesis delicioso para estos tiempos de relaciones superficiales. El humo negro se esfuma…
Stabilito, D.
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