Con el regreso de Niños del Brasil volvió a enfundarse un bajo que le queda incluso mejor que el primer día. Antonio Estación es músico pero también agitador cultural. Desde la emblemática Estación del Silencio, antes en Zaragoza, ahora en México DF, canaliza buena parte de sus inquietudes musicales y lleva adelante multitud de iniciativas.
– Primer acercamiento que tuviste con la música
A mediados de los 80 quedé unos cuantos dias con mi añorado amigo J.M. Matanegros para que me enseñara a tocar el bajo, nunca olvidaré sus palabras: «Antonio, no creo que llegues a ser un gran bajista pero móntate un grupo a tu gusto y lucha por él como tú sabes y verás como grabas discos y algún dia tocas en La Romareda». Uff! Que grande que era el «Matanegros».
– Tu peor vicio
La verdad es que tengo unos cuantos pero no estoy seguro de que sean malos.
– Un recinto de conciertos
El Royal Albert Holl de Londres es precioso y si además está Nick Cave en el escenario y un gran amigo a tu lado… ni te cuento.
– Un maestro
El Sr.Luis (mi padre)
– ¿De quién es el último e-mail que has leído?
Uno de Octavio con las recomendaciones de Confesiones de Margot.
– ¿Qué plan tienes para esta noche?
Es la noche del 12 de octubre, acabo de llegar de Barcelona de ver actuar a Enrique en el Palau San Jordi y lo único que me apetece es no hacer nada de lo que hice ayer.
– Tu recuerdo musical más destacado
El primer ensayo de Niños del Brasil. Cuatro crios medio locos en un puto sótano componiendo en una tarde «Amor y espinas» y «Al Oeste».