Los vigueses Siniestro Total recalaron en Zaragoza con su gira “Tierra Ignota”, una mirada al pasado, pero centrándose en sus canciones menos escuchadas, o esas que nunca habían sonado en directo… todo ello para celebrar su 30 aniversario como banda.
Sonaron rarezas de los 80, como el “Ponte en mi lugar” de su álbum debut, la shakespeareana “Algo huele mal en Dinamarca” o la psicopática “Baño de sangre en Puerto Banús” (cantada por el guitarrista Javier Soto); de los 90, como “Dile adiós al rock and roll”, “Joder Cristina” (¡ay, la infanta!), “Allá tú”, “Volanteiro cabrón” o “El talismán”; y también de los 00, o como se escriba esa década, como “Cerrado por cansancio”, “¿A quién vas a culpar?” del injustamente olvidado “La historia del blues” (para mí la obra maestra del grupo gallego), o “La paz mundial”, muy coreada por el público pese a ser la más reciente del repertorio.
Prometían sorpresas, y las sacaron de descartes de estudio (“Corta o pelo, Landrú”), colaboraciones con la TVG (“Ónde vas rapaz”), bandas sonoras (“Enseñarle a Dios”, de la película 800 balas), o caras B de sus singles, (“Viva la bomba”). La sucesión de temas desconocidos para el gran público hizo que algún despistado pensase que se trataba de canciones recientes que la banda presentaba. Así, tras “Hey hey Vigo” un espectador gritó “tocad alguna vieja”. “Pues más vieja que esta…” contestó socarrón Julián Hernández, pues se trata de una canción editada en 1984. Alguno de los presentes ni habría nacido… La complicidad del líder del grupo con el público fue constante, dialogando sobre la cerveza nacional, el incendio del Hotel Corona, o los banqueros. Éramos pocos, pero éramos de los de toda la vida, así que jugaban en casa y lo sabían.
De su disco de versiones “Cultura Popular”, eligieron “Soy así” de Los Salvajes y “Adiós muñeca” de Moncho Alpuente y los Kwai; los gallegos siempre han sido aficionados a este género, incluyendo homenajes en casi todos sus discos, así que rescataron “Viene el verano” (“Here comes the summer”, de los Undertones), “La luna sobre Marín” (“Moon over Marin” de Dead Kennedys) y el himno “Dios salve al Conselleiro” (“Dios salve al Lehendakari” de Derribos Arias).
Tras presentar a la banda con la instrumental “Escena de Fiesta en un chalet de la sierra madrileña de una película de Alfredo Landa en tiempos de Franco” (tela con el nombre), llegó el primer clásico de la noche “Somos Siniestro Total”, de nuevo una versión, esta vez del “Highway to hell” de AC/DC. Fue la primera concesión en un repertorio dedicado a sus seguidores más acérrimos, y la grieta que rompió el dique, pues con los bises soltaron en plan metralleta los clásicos “Cuánta puta y yo que viejo”, “Bailaré sobre tu tumba”, “Ay Dolores”, “Ayatolah” y “Matar jipis en las Cíes”. Y, tras otro amago de retirada, el punto y final con “¿Quienes somos, de dónde venimos, a dónde vamos?” y el público reclamando una “Cuenca minera” que no llegó.
Pocas bandas españolas pueden presumir de poseer en su repertorio una veintena de singles inmediatos. Pero poder tirar de fondo de armario como está haciendo el grupo vigués en esta gira… eso ya son palabras mayores. Alguno dirá que no fue para tanto, y a lo mejor tiene razón, pero esta crónica está escrita en medio de un pogo en primera fila, así que igual no me enteré muy bien…
Texto y foto: Juako Malavirgen