CRÓNICA: APPLE SCRUFFS. El Poeta Eléctrico, Zaragoza 26/01/2013. Por Stabilito, D.

Hay conciertos que por una u otra razón te llevan a un alto estado sentimental. Puede ser por la compañía, por el momento, por el grupo, por las canciones…En el caso del concierto de Apple Scruffs fue un híbrido de todo. Saúl Gallego y Guillermo Esteban anunciaban la vuelta a los escenarios del primero tras cuatro años de ausencia. Casi nada. El eterno cantante de Sultans se alejó del terreno que mejor se le daba para reflexionar y cambiar su mirada hacia otros mundos artísticos, con el cine colmó su sed exhibicionista codeándose con nombres que no voy a citar por no quedar pretencioso, sin embargo el escenario es amante mentiroso y engaña una y otra vez para volver a él.

Guillermo Esteban, la otra mitad de la naranja, nunca tuvo que pasar el mono de un día sin música ya que bien con Delirium Tremens o con The Space Oddithree, siempre mantuvo el touch con la tarima. No obstante, conservaron la amistad y pasado cierto tiempo prudencial decidieron una vuelta pequeñita, sin mucho eco, sin fuegos de artificio, únicamente con las canciones que han cargado en su mochila durante tantos años. El Poeta Eléctrico, pocos lugares son tan íntimos en la ciudad, fue la plaza escogida para el retorno de los jedis.

Comenzó el diestro guitarrista descubriendo su faceta de cantautor que a más de uno sorprendió. No obstante observando su apariencia podemos adivinar una figura reducida de Dylan o de Springsteen, del cual hizo una maravillosa versión  de Dancing in the Dark. Y es que todo en la noche de autos fueron versiones, desde The Band hasta Julio Iglesias, de la Creedence a Bob Marley. También se dieron una vuelta por el pop español, Love of Lesbian, Los Piratas, Los Ronaldos… Y, como es lógico, se acordaron de Sultans, aquel grupo que reventó las salas zaragozanas de 2005 a 2009, con You and Me y Cohete a la Luna (teclado mediante). Para finalizar y sin más balas en la recámara la repetición de Mi Gran Noche de Raphael.

Sin duda la vuelta mereció la pena, tanto para los ojos nuevos como para los viejos recuerdos. Alguna lágrima contenida, algún escalofrío ante la guatequera voz de Gallego, ante el acorde vagamundo de Esteban. El buen vino con el tiempo sabe mejor, las buenas noches con el tiempo se recuerdan mejor. Y hoy somos felices y brindamos por lo que vino, por lo que viene y por lo que vendrá.

Texto y fotos: Stabilito, D.
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http://diegostabilito.blogspot.com

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