Los barceloneses Dorian volvieron a verse las caras con una de sus ciudades favoritas: Zaragoza. Saben que aquí se les quiere, se les aprecia y se les sigue desde los primeros días de la banda, aquellos en los que vinieron a presentar “El futuro no es de nadie” a la Lata de Bombillas. Ahora, tras años de trabajo y éxito, son capaces de meter a casi 500 personas en la Sala Oasis, hazaña que sólo está al alcance de muy pocos grupos indie en este país, digan lo que digan.
Y es que Dorian son poseedores de un repertorio sobresaliente. “La tormenta de arena”, “Cualquier otra parte” y “Paraísos artificiales” son ya éxitos del pop español de la última década, canciones que han sido pinchadas en todos y cada uno de los locales de este tipo de música en nuestro país y que han sonado también en casi todos sus festivales. En esta ocasión venían a presentar su último disco de estudio, el sorprendente “La velocidad del vacío”, en el que han mutado el sonido y lo han dotado de elementos más orgánicos, más reales, menos artificiales. Esta apreciación también se hace patente en sus actuales conciertos, en los que los instrumentos “reales” desplazan a los electrónicos y toman el protagonismo absoluto.
Abrieron el show exactamente igual que se abre el álbum, con la intro instrumental “Los placeres efímeros” seguida de “Ningún mar”, iniciando así un set compuesto sólo de cortes pertenecientes a su nuevo material. Ahí entraron canciones como “Soda Stereo”, “Tristeza”, “El sueño eterno” o “El temblor”, haciendo gala de esas nuevas texturas sonoras en las que el quinteto se mueve ahora como pez en el agua. Guitarras acústicas, slides, batería con escobillas y una clara reducción en el tempo de sus canciones son algunas de las nuevas características que utiliza el grupo para vestir sus canciones. También se aprecia, en muchas de ellas, un sabor latinoamericano en las melodías, como es el caso de “Arde sobre mojado”, traída directamente de sus largas temporadas en México. Intercalando temas como “Verte amanecer”, “Veleros”, o “La mañana herida” o “Más problemas” consiguieron elevar el ánimo de un público que venía dispuesto a todo, hasta que llegó el turno de “Cualquier otra parte”, canción que hizo explotar definitivamente a todos. Ya en los bises, Dorian atacaron con armas infalibles: “La tormenta de Arena” y el nuevo single “Los amigos que perdí”. Ya habiéndose despedido y con las luces de la Oasis encendidas, Marc y Belly bajaron al público para interpretar en acústico “Tan lejos de ti” en un acto de entrega y complicidad total que la gente supo apreciar en gran medida.
Abrieron el concierto los franceses BB Brunes, una de las bandas indies más reputadas del país vecino, con un sonido muy cercano a Franz Ferdinand o Editors aunque más rockeros. Gustaron mucho y se llevaron una muy grata impresión del público zaragozano, como pudimos saber al finalizar el concierto.
Texto: Alejandro Elías / Foto: Carol B.L.