Sólo acercarse a las puertas de la sala ya daba la impresión de haberse trasladado en el tiempo, y quizá era ese el sentido de este concierto. Haciendo fila para entrar uno se imaginaba que iba a entrar al Frosty Palace, el ficticio garito en el que los personajes de Grease toman batidos y bailan al ritmo de Jerry Lee Lewis (no faltaba ni la chica vestida como Sandy tras devenir en macarrilla de barrio), hasta que entrabas y te fijabas en que junto a esa concentración de rockers, ya creciditos todos, había un número importante de bikers representando a la práctica totalidad de motoclubes de Zaragoza. Claro, Gonzzo, el simpar contrabajista de la banda, luce los colores del más veterano de todos: Los templarios. Ni a H.G. Wells se le hubiese ocurrido semejante perspectiva para uno de sus viajes temporales.
Salen al escenario y el colapso de la máquina del tiempo es bestial. No sólo en cuanto empiezan a sonar los primeros compases de “Las cosas que yo suelo hacer” perteneciente a su álbum doble single “Las cosas que solemos hacer”, que fue precisamente el último trabajo con los Dynamos al completo antes de que Francho, guitarra solista, dejase la banda y quedando esta como trío con el resto de componentes. Cuti a la voz y guitarras, Gonzzo al contrabajo y Lolo a las baquetas. El mismo Cuti se refirió a la curiosa evolución de los miembros de la banda diciendo que eran los ‘Village People del rock’ y es cierto. En el escenario había un ‘real cool hepcat’, un ‘biker’, un ‘spanish rocker’ y … y Cuti, a quien definir sería más complejo, pero del que hay que decir que es más que un brillante músico: es todo un frontman; dirige el show haciéndolo dinámico, divertido, sorprendente. Este hombre petaría noche tras noche el salón de cualquier casino de Las Vegas – pero estamos en Zaragoza -.
El sonido es limpio, claro y sobre todo contundente. Uno se sorprende de que una banda que llevaba sin tocar junta más de veinte años sonase así de bien, y créeme querido lector, he visto a los Dynamos unas cuantas veces. El truco, seguramente, está en que en esos años Cuti no ha dejado de hacer música, de hecho vive de ella, y Francho, pese a no dedicarse a ello en exclusiva, también tiene un éxito considerable como líder de la formación Los Twangs, por lo que había mucha, mucha experiencia sobre ese escenario. Por supuesto, sus compañeros de la sección rítmica estuvieron a la altura.
Segundo tema. “Siempre siento algo especial”, incluida en la maqueta “As de copas” publicada en casete y ahora incluida en un cd recopilatorio de edición limitada. La gente la recuerda, la corea; es como si nunca hubiesen dejado de escuchar esa vieja cinta publicada en el año 91. El tiempo no pasa por el rock and roll.
Y así sonaron temas de toda la discografía de este pedazo de banda, de su maqueta, de su primer LP “Al ritmo de los Dynamos” del mencionado doble single y del último de los trabajos de la banda, ya como trío, “Tres amigos”, pero de este, en una suerte de deferencia, sólo hicieron los temas en los que Francho angas, colaboró con una armónica que hace sonar con el mismo acierto que su Gretsch. Tema tras tema la gente gozaba cual cochino en una charca, tal es así que tuvieron que reentrar en el escenario nada menos que en dos ocasiones respondiendo a un público, a SÚ público, que los reclamaba como a lo que fueron en el momento que todos estábamos recordando. Una noche inolvidable, sin duda.
Texto y foto: Miguel “Walker” Deza.