GRABACIONES: OAKLAND. Segundo Plano (Autoeditado, 2013). Por Jesús Viñas.

Es muy difícil sacar un disco en el que todos los temas merezcan la pena y se deje que el minutaje avance tranquilamente cuando te sientas a escucharlo, pero ellos, lo han conseguido.

Llevaban mucho tiempo recorriendo salas aragonesas y ensayando para conseguir elaborar un sonido contundente y personal. Con éste, su segundo disco, han conseguido almacenar toda la fuerza de sus directos  y enlatarlo en un formato muy maduro que se disfruta desde la primera guitarra hasta la última, con el único pero, de que ya habían sacado a la luz dos temas con bastante anterioridad que decidieron incluir en el cd. Con ellos, ya daban pistas de a qué iba a sonar el disco, pero “100.000 Km” y “Disturbia” se quedan a mitad de camino para alguien que siga su trayectoria y, tal vez quedan un poco sacadas de contexto en un trabajo tan bien elaborado.

Con un diseño muy cuidado, se presentan esta vez bajo el seudónimo de KLND, con letras simples pero directas y con un sonido impecable, ponen encima de la mesa  grandes temas, con un par, que destacan claramente sobre el resto, como son “Cenizas” y “La Espiral”

La primera, dedicada al pueblo de Talamantes, lugar al que pertenecen dos de los miembros del grupo, y que tuvo un incendio muy sonado hace dos veranos. El disco no se caracteriza por unas letras demasiado rebuscadas, pero sin embargo, ésta, te hace sentir la impotencia de no poder hacer más que esperar viendo como todo es consumido por las llamas, todo ello envuelto en una fantástica armonía de cuerdas interpretada por un cuarteto real y con una de las melodías más brillantes del disco.

La segunda, es la canción encargada de cerrar el disco, y de qué manera. Resumiendo todo lo que tienen dentro. Un vórtice de ilusiones renovadas por seguir luchando por lo que más quieren. Una pequeña joya bien situada, que hace que vuelvas a darle de nuevo al Play.

Y, como siempre, no hubiera sido lo mismo sin la grabación y producción titánica de una de esas personas que más está trabajando para que la música aragonesa facture grandes trabajos hoy en día: Xavi Estivil, desde sus estudios del  Túnel, con la perfecta combinación con Javier Roldón desde Vacuum Mastering, se encargó de nuevo de, tras los discos impolutos de Los Lügers, o Zarápolis, saber dar con la tecla apropiada para que todo funcionase. Las líneas de bajo y batería caminan solas por el campo de batalla, y, siguiendo el ritmo a la perfección, las guitarras  de Javier y Mario desgranan cada tema con unas distorsiones a las que no le sobran ni un solo decibelio. Las voces,  perfectamente afincadas en tesituras graves, que, desgarradas a veces por la emoción, dan la personalidad necesaria a un trabajo en el que, como en el fútbol, apuestan por un juego en equipo, no son los mejores músicos,  pero defienden sus temas mejor que nadie.

En conclusión, buena mezcla de pop, rock y hasta un poco de punk, que recuerda a grandes bandas que marcaron su desarrollo personal, como pueden ser Nirvana, Foo Fighters o Muse.

Jesús Viñas

oakland

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