En época de guerra cualquier agujero es trinchera, pero los que tenemos un poco de elegancia (poco, más bien nada), preferimos refugiarnos en las salas de conciertos donde lo único que silencia las bombas es la música. Ayer, Zahara, más beata que nunca, regresaba a Zaragoza para santificar la noche y reunirse con sus parroquianos. Su nuevo disco, Santa, sigue la senda que inició con La Pareja Tóxica, ya lejos de las garras de Universal. Santa es un disco de confesión, de rituales pero también de liturgias encontradas y, visto lo visto en la noche de ayer, ha calado hondo en la audiencia, huyendo de la batalla sexual y echando una mano al discurso de la música por encima de todas las cosas.
El recinto se portó bien acogiendo un sonido potente pero nítido y eso que la ubetense tiene temas de corte duro, distorsión y subidas y bajadas de tono y de ritmo. Aullando al techo, el concierto se inició con La gracia para ir desgranando uno a uno los cortes del disco a presentar. Canciones como atmosféricas como Crash o Donde habitan los monstruos se mezclaron con los guiños ochenteros de , Oh, Salvaje, Caída libre y Hágase su voluntad y con monólogos explicativos en donde la compositora volvía a ponerse el papel de celofán y gominolas con el que se dio a conocer al gran público. Banda empastada (claro, vienen de grupos como Rufus T. Firefly, Mucho o The Right Ons…) y Zahara en su papel de rockstar, bien de voz pese a la alergia y cargada de movimientos y poses para deleite de cámaras de fotos y teléfonos móviles.
También la de Jaén supo hacerse con un hueco en la audiencia con su totalmente desenchufado, algo que está de moda y que demuestra que la artista está en el escenario como en su casa, Lucha de Gigantes o Int. Noche fueron dos de las escogidas para el momento salón del hogar. Público respetuoso (oh, sorpresa). Luego vuelta a la electricidad y guiño a Michael Jackson con un Billie Jean más que correcto.
Al final, buen concierto en general pero vuelta a casa con la sensación de que Zahara y su banda se habían guardado ases en la manga como Camino a L.A. o General Sherman y cómo Sam Bell volvió de la Luna, no todo va a ser a gusto del consumidor. Refúgiense porque se avecina una tormenta y aquí hasta el más tonto ha aprendido a ir en bicicleta.
Texto y fotos, Stabilito, D.
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