Un huracán, una fuerza de la naturaleza arrasando cualquier dominio de la razón, un río desbocado desbordando cualquier ser inerte a varios kilómetros a la redonda. La onda expansiva de Vintage Trouble fue tal que su paso por la capital aragonesa se recordará durante años. Un grupo en racha con un sentido del espectáculo innato y hecho a su medida se acordó de la vieja península en su tourné europea (a pesar de impuestos culturales que han hecho mucho daño). Ty Taylor y sus secuaces se presentaron en la centenaria sala de la calle Boggiero para dar uno de los recitales del año. Precedidos por unos sorprendentemente frescos Slydigs (con algo de Oasis y algo de The Jam en la cocktelera) salieron los angelinos para desconcertar a las caderas de los asistentes con Soul Serenity, un ejercicio de revisión de aquellas canciones que rompían los corazones en los 50.
Luego, la explosión definitiva, temas como Blues Hand Me Down, Angel City California o la sureña Run like the River que quedaron como un telón de fondo por la actuación de la bestia escénica de Ty Taylor, un frontman que se las sabe todas y que lleva el espéctaculo justo por donde quiere, como si de un predicador evangélico se tratase: ahora bailo como el demonio del Mississippi, ahora me mezclo con el público o me subo a la platea para deleite del personal. Claro que los Vintage Trouble saben a lo que juegan y con una banda elegante y más que solvente (cuesta creer que Viggo Mortensen no sea uno de ellos) es fácil acaparar los focos.
Hora y media de soul electrizante rememorando a Ottis y a James a base de movimientos peligrosos de pelvis. Para unos un show algo escaso, para otros (entre los que me incluyo) el concierto del año. Piensen, reflexionen y ejecuten lo que quieran pero recuerden que la revolución se hace con pequeños actos como el de ayer. ¡Aleluya!
Texto y fotos, Stabilito, D.
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