En ocasiones hay que dejarse llevar, hay que olvidar la parte matemática de la música para centrarse en los niveles cercanos al sistema circulatorio del cuerpo humano. Levy Pants vuelven a la carga con un EP inmediato, alejado de cualquier atisbo de raciocinio. El corazón como cerebro, el arte por el arte como muestra la inmensa portada obra de Mapi Pérez. Animales ya muestra el camino que va a seguir el equilibrado conjunto de canciones. El sonido low de local, el de la canción escrita por mandato de los sueños y puesta a punto en una tarde, sin complicaciones, sin giros inesperados pero con la magia de las primeras composiciones.
No esperen versos de Panero ni odas a Bakunin, Levy Pants quieren una obra inmediata y lo plasman en canciones como la “planetera” A veces. La voz cazallera y desganada de Gonzalo sube por encima de guitarrazos cósmicos y una base rítmica que cumple su papel. La lírica directa, propia del Calamaro más insomne, manda mensajes sin metáfora alguna, directos a la mandíbula del oyente que ama el pop y la sencillez. Todo lo que quieras suena a la electricidad del primer Jonny Greenwood y parte este Actos Involuntarios en dos mitades que comienzan su partida con En el portal, el tema más corto y explícito del disco, su Cumpleaños Total salvando las inmensas distancias.
Destruir el Sol, como mensaje y como tema de regocijo con el directo muestra que la música no necesita de mil artificios tecnológicos para llegar a los oyentes. Destruir el Sol como presagio de la revolución anti-tecnológica. El “me lo guiso, me lo como” como excusa para el arte. Levy Pants tienen claro que no son estos tiempos para pensar demasiado, que hay que quemar la ciudad a base de canciones, sudor y algún baile con la muerte que otro. Sean impulsivos, quemen los bares.
Stabilito, D.
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