CRÓNICAS: Cigarettes After Sex. Las Armas / Zaragoza. 28/11/17. Por Alejandro Elías

Se dan constantemente en el mundo de la música fenómenos curiosos, que no tienen explicación o de los que cuesta encontrar ejemplos similares. Ese podría ser el caso de los americanos Cigarettes after Sex, que llenaron hasta la bandera este pasado martes la sala Las Armas. Podría parecer una proeza, sin duda, para un grupo poco o nada conocido en España a nivel popular, pero lo cierto es que el de Zaragoza es el recinto más pequeño en el que van a tocar en su reciente gira estatal. Esto nos da el calibre del nivel de calado que esta banda tiene en la actualidad, llenando allí donde van y recibiendo una respuesta del público apabullante. Y es curioso, insisto, pues su propuesta no es nada comercial, más bien al contrario; Cigarettes after Sex poseen un sonido y una manera de hacer canciones –todas prácticamente iguales entre ellas- que a priori espantarían a grandes audiencias. Sin embargo el rango –o target, como se diría ahora- de público congregado en su concierto de Las Armas fue absolutamente heterogéneo y con una gran variedad de estilos, edades e incluso tribus urbanas. El cuarteto capitaneado por Greg Gonzalez se presentó con una sencilla puesta en escena, no por ello poco cuidada, siendo minimalista el adjetivo que mejor se adecua para definirla. Batería detrás –con un sencillísimo set de tambores y platos-, bajista y tecladista a ambos lados, y el cantante y guitarrista en medio. Detrás una gigantesca pantalla en la que se proyectaban sin descanso imágenes en movimiento, en “slow motion”, fotografías o trozos de clips en su mayoría en blanco y negro, recalcando el pretendido trazado artístico –o “arty”- que busca la banda. Su sonido es pausado, lento, sustentado en un colchón de bajo y sintetizador en el que la guitarra eléctrica ultra efectada es la única que crea melodías, siempre con el mismo sonido y modulación; la batería crea ritmos casi hipnóticos que sumergen al oyente en un sueño. Y es que la palabra onírico se pudo escuchar alguna que otra vez entre los espectadores del concierto y también leerse en varias descripciones que se hacen sobre la música de esta curiosa banda. La voz de Gonzalez es sin duda el atributo más característico de los de El Paso, no sabiendo en un principio si se trata de una voz masculina o femenina y más de uno nos llevamos una sorpresa cuando vimos en sus videoclips que el cantante es un chico con barba. Poseen sin duda una colección de canciones –escasa, eso sí- muy bien construidas y con unas melodías vocales indiscutibles, tal es el caso de sus tres más conocidas “K”, “Affection” o “Apocalypse”, pero lo cierto es que no son suficientes para sustentar un concierto de hora y media. Creo que todos los allí presentes se llegaron a aburrir en algún momento, ya no del concierto en sí, sino más bien por la sensación de que todas las canciones de Cigarettes after Sex parecen la misma. Ahora bien, esa supuesta “única canción” es notablemente buena.

Texto: Alejandro Elías

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