El día en que murió Chiquito de la Calzada el mundo necesitaba razones para seguir, para pasar del “no puedor” al “yes we can”, una de ellas se encontraba en el pequeño reducto cultural del barrio de San Pablo y tuvo forma y fondo de concierto. Un directo que, con un horario decente, hizo que se pudiera disfrutar hasta de la gran propuesta sonora de los teloneros: DÛRGA. Moviéndose entre el rock progresivo, la psicodelia y la contundencia norteña, al más puro estilo Berri Txarrak, calentaron al personal que ya pululaba por la sala ansioso de una buena dosis de pop eléctrico. Niños Mutantes están de cumpleaños, más bien de cumplediscos: Diez, como el cardinal que da nombre a su última creación cuyo sonido ya es más que reconocible, dejando a un lado su faceta más grunge para sumergirse en la sabiduría del pop, con sus idas y venidas, con sus estribillos coreables hasta el fin de los tiempos y con el saber hacer de un grupo que sigue teniendo mucho que decir, mucho que cantar.
Una batería de hits incontestables que se inició con Menú del día y ya no tuvo espacio para la calma. Apoyados en el quinto mutante, la banda suena sólida, contundente cuando tiene que enseñar los dientes y cálidos cuando hay que calmar al contrincante en el juego del placer. Hermana mía, Las noches de insomnio, Glaciares y Volcanes, La Puerta, Barronal, NM, Pura Vida…todas sonaron deliciosas e incluso hubo tiempo para viajar un poco en el tiempo y recordar Te favorece tanto estar callada, No puedo más contigo o la vitoreada Veneno-Polen que ya tiene la friolera de casi 20 años recordando la faceta más dura de los granadinos y siendo comenzada por Juan Alberto en solitario al que los corticoides le dieron más fuerza en las cuerdas vocales que a Obelix el caerse dentro de la marmita.
Y no podían faltar Balada del hombre libre, Hundir la Flota, Errante (canción mutante) y la despedida por todo lo alto con Todo va a cambiar. Más políticos, más sinceros pero siendo los mismos mutantes que emprendieron el viaje cósmico en los noventa. Conciertos necesarios en días inciertos de búsqueda espiritual. Brinden por los días que todavía nos quedan, por el futuro y por el pasado, por los amigos y por los enemigos… ¡Por la gloria de mi madre!
Stabilito, D.
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