Los conocí en tiempos de amor, electricidad y psicodelia real. Esa noche gritamos Lorca, Hetero e hicimos travesuras en el Candy Warhol. Una de muchas insisto. Las ganas de los entonces llamados El Gol de Nayim, eran contagiosas. La música era la excusa que se convertía en el todo, y a pesar de que por aquel entonces (2012, insisto) no me llamaron la atención en el escenario intuí un halo de cruda realidad. Transformados en Los Crâpulas y con nocturnidad y alevosía presentan un EP cargado de sinceridad.
Los Franchos (Pastor y Patillas) junto a Daniel Sanz, Rafael Charry y Adrián León presentan su nueva pillería en forma de EP de 5 canciones de punk bien entendido. El LoFi, el golpe de arrebatada pasión y el grito desafinado en ritmos atropellados presentan las letras más vehementes del 2017. De largo. La Gran Cacería, suena al pop noventero que tan bien sentó a nuestra ciudad, evito nombres por no caer en lo evidente. Pampa Loco es el tema más interesante por su aliento a los 50’s y su cadenciaarrastrada.
Siempre hay clases vuelve a la velocidad espídica del local, el garage sucio, sin brillantina ni camuflaje, mandando a la mierda a las grandes salas y ocultándose en la selva de los bares. Asunto que coge el testigo con Las piscinas de tu pueblo, himno de un solo minuto que debería incendiar todas las cintas de casette que dejamos en la peña. El parque es el respiro, el punto y aparte y el canto a la rutina, a la libertad y al segundo quemado.
Amor, comprensión, ternura e ingredientes que hagan la vida más soportable. Si Los Crâpulas forman una religión habrá que empezar a rezar.
Stabilito, D.
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