Tarque. Sala Oasis, 10/11/18. Por Stabilito, D.
Tarque. Sala Oasis, 10/11/18. Por Stabilito, D.

CRÓNICAS: Carlos Tarque. Sala Oasis, Zaragoza. 10/11/18. Por Stabilito, D.

A nadie le cabe dudas ya que Carlos Tarque ocupa una habitación en el Olimpo del rock patrio, su agrietada voz, su imponente presencia y su actitud le aúpan al altar de los sonidos más americanos. No obstante, durante toda su carrera ha ido coqueteando, con mejor o peor acierto, con los palos más radiables del género. Fruto de ello es tener en el bolsillo a un público, cuanto menos variopinto, desde los rocketas que aseguran ver el primer concierto de M-Clan en la rotonda de Delicias, hasta los que se emocionaron viendo en televisión a la triunfita de turno versionar un gran clásico de la banda. Todos entran en el mundo Tarque. Pero el que creyera que el “chileno-murciano” iba a tirar por la vía fácil del himno a corear se cayó con todo el equipo.

Joan Jett gritando lo que todos amamos hacía prever que la velada iba a estar colmada de decibelios, de sudor y de contundencia, no fue un espejismo, la banda que acompaña a Tarque es de primera, Carlos Raya a la guitarra, Chapo González al bajo y Coki Giménez a la batería, escojan y acierten. Los serpenteantes riffs de Raya se imponían ante una base rítmica que hacía que nadie en la sala echara de menos al clan de los murciélagos. Canciones como Ahora y en la hora, Heartbreaker, El diablo me acompañará o Cactus en el Corazón suenan a diez cañones por banda y, si me apuran, a otra decena más. Tarque, mucho más centrado que en otras ocasiones en la ciudad, se mostró como el showman que lleva por donde quiere a la audiencia que colma la Sala Oasis.

Alguien que se acuerda de Paul Rodgers y de Rosendo Mercado a la vez (Fire and Water de Free y ¡Qué desilusión! De Leño) y que se sale del binomio Beatles-Stones, es alguien que ha mamado mucho rock and roll. Y sí, hubo guiños a M-Clan con una elección soberbia, Perdido en la Ciudad, Se hizo de noche cuando te conocí (posiblemente el mejor momento de la velada) y Calle sin Luz; y sí, también hubo guiño para el público mainstream que llenó de teléfonos móviles el recinto para inmortalizar Miedo, en una moda que a servidor le sigue pareciendo estúpida como poco.

Hora y media de rock que dejó satisfechos a todos. Tarque no ha cambiado, es el mismo pero está purificando su alma, endureciéndola y preparándose para el Jucio Final del Rock and Roll, porque al final, como bien sabe él, todos buscamos amor.

Stabilito, D.
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