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Veintidós años de música en directo dan para mucho y el escenario de La Casa del Loco ha visto pasar prácticamente de todo. Desde artistas que comienzan su carrera y se alzan a la estratosfera para siempre hasta otros que se han difuminado entre las paredes del templo de la Calle Mayor. El concierto de Anni B. Sweet fue, sin duda, uno de los primeros casos mostrando un sonido que rozó la excelencia, algo de agradecer para las salas que siguen luchando cada mes por mantener una programación digna que deje al público satisfecho. Ese es otro de los puntos a destacar: el público. Lo he sufrido en mis propias carnes y es asunto doloroso, hablo de asistentes que durante el concierto se dedican a cacarear haciendo caso omiso al espectáculo y que restan magia al asunto, no es algo nuevo, saben de qué hablo. El caso es que tras algunos toques de atención por parte del resto del respetable puedo decir que quedó en mera anécdota. Es una lacra que hay que exterminar. Pero volvamos a la música que es lo realmente importante. Anni B. Sweet ha “roto” con su pasado y lo entrecomillo porque lo que ha hecho es arrastrar su pasado al presente, lanzar a sus monstruos interiores al espacio exterior y sacar uno de los mejores discos de año, con sabor a Temples sí, pero con la firma de la malagueña que comienza a forjarse un universo sonoro más que interesante.
Y es que además para esta gira de presentación de Universo por estrenar se ha rodeado de dos de los puntales de la escena alternativa, Víctor y Julia de Rufus T. Firefly que jugando en la vanguardia demuestran que la contundencia no está reñida con el buen gusto. Astros abrió la velada en la que fueron cayendo todas las nuevas creaciones y algún guiño al pasado. La muralla sónica endulzaba los oídos y cada aullido de la compositora era jaleado por la audiencia que llenaba La Casa del Loco. Y hubo tiempo dedicado a la fase inglesa de Sweet con el rescate de Chasing Ilusions, Getting older y la sobresaliente Ridiculous games 2069 además de la inesperada Tumbado en mi moqueta azul cantada con un público que sorprendió en más de una ocasión por su colaboración al cante.
Temas como Nova, ¿Qué hago aquí?, la harrisoniana Buen ahora o los hits Sola con la Luna, Buen Viaje y Juramento dejaron el pabellón a una altura de vértigo y en estos días de imbecilidad política es de agradecer eternamente. Una dulce despedida.
Con Bowie en el cielo y Nick Cave rozando el infierno en cada verso es agradable seguir acordándonos de la soledad del astronauta en el cosmos. Universo por estrenar es un guiño constante a la ruptura en todos los sentidos y su aplicación al directo va a dar que hablar en conciertos y festivales. Aprovechen ahora y rocen con sus dedos el susurro de Anni B. Sweet, se sentirán mejores personas.
Texto y fotos, Stabilito, D.
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