Nadie puede olvidarse de la épica que emana de estas tierras, de las grandes batallas y las mejores historias de amor. Beber del Cierzo es siempre elegir la mejor fuente para componer y heme aquí frente a la última obra de Mecanismo de Kozai, Mecánica Universal, sin prejuicio alguno en mi perfil. Una obra densa y larga colmada de sentencias y de prosa zigzagueante. Y sí, hay mucho de Senderos de Traición en cortes como Agosto o en la maravillosa Astrolabio pero actualizado al sonido de grupos como Izal o Supersubmarina que inundan el panorama del indie nacional. Las canciones de Mecanismo de Kozai están trabajadas, hay horas de libreta y seguro, que muchas noches de desvelo con los monstruos de la razón al acecho.
La voz de Bubu suena gruesa, sin titubeos y moviéndose entre arabescos y palabras. Inevitable remitirse a Niños del Brasil o a Las Novias cuando comienza a sonar Cucharada de Veneno y se apagan las luces de la discoteca para dar paso a los vampiros. Las teclas acariciadas de Víctor Fonseca pintan Polvo a mitad del disco y suponen un punto y rápidamente al segundo párrafo de una obra demasiado densa para estos días de polvos rápidos y consumo frenético. Valientes.
Estatua de Sal continua un sonido clásico que quiere dormir en los callejones de los noventa pero se despierta con un Delorean aparcado en la esquina. Y todo funciona y sigue el camino prefijado con alguna sorpresa de luz como Dogma/Axioma (siendo la más luminosa nos habla de oscuridad) y Polilla que huele a cabecera de la banda. Y la meta la alcanzan con El final o la festiva Éxtasis que se desmarca del carácter tenebroso que impregna el disco y confunde un poco a servidor que ya se había acostumbrado a la melancolía y al suspiro.
La puerta está abierta y los vecinos tienen el aplauso preparado. No cometan el error de atiborrarse de comida y dejen hueco para el postre, este Mecánica Universal merece tiempo de calma para ser degustado como merece. Y el Sol, parece ser, que sigue saliendo.
Stabilito, D.
[email protected]