La iglesia parroquial de Berdún acogió la noche del pasado miércoles un nuevo concierto del XXIX Festival Internacional en el Camino de Santiago que organiza la Diputación de Huesca. Fue el turno del organista Chus Gonzalo y su capacidad para llegar a lo inmaterial. “Es innegable que, por lo que sea, y después de más de treinta
años de carrera aún yo tampoco lo sé, el órgano conecta con la parte espiritual de las personas, ajeno a opciones personales. Probablemente influyen muchos factores, su lugar en recintos religiosos llenos de arte y de historia, su antigüedad e historia, su capacidad sonora de abarcar desde el suave lamento al tumulto de trompetas, su variedad tímbrica y tantos etcéteras”, apunta.
El programa presentado fue de una cuidada alternancia de estados anímicos, de sosiegos y batallas, como rezaba en su título. “Pero el planteamiento es aún más complejo, pues resulta que en los sosiegos se halla tensión y en las batallas, divertimento: qué es pues para cada uno el sosiego y qué la batalla”, destaca Gonzalo.
Por Berdún desfilaron autores desde hacia finales del siglo XVI hasta entrado el XVIII, ‘profesionales dotados’, como les gusta llamarlos al organista, artesanos en el oficio del Barroco.
“Cuando el oyente escuche el Adagio a del Livro de obras de orgao, de Fray Roque da Coceiçao, recopilado en el año 1695, entenderá todo, una música, creo, nunca antes tocada, que te arrastra, te duele, y así todo, que decir”. Y así fue, en un directo virtuoso a la par que didáctico, rico en detalles y narrativa, pasión y comunicación con los espectadores que se dieron cita en Berdún.
Al final la década de los ochenta, Chus Gonzalo eligió Lisboa como lugar europeo para complementar sus estudios, teniendo la suerte de haber sido el último alumno del maestro Santiago Macario Kastner, “de quien acaban de hacer tesis doctoral, en prensa, y salen cartas sobre mí: qué cosas… El problema de que estas músicas sean desconocidas no es de los investigadores, que trabajan y trabajamos, y editamos y jaleamos, es de los propios intérpretes y de los programadores, parece caso excepcional este Camino de Santiago oscense”.
“Es curioso, antes de la pandemia, comentaba como para el año 2020, con centro en el verano, se había recuperado el nivel de trabajo profesional similar a antes del 2008, antes de la ‘gran crisis’, que fue dura muy especialmente y con cierto silencio para el sector”. Durante estos meses previos de pandemia, música y trabajo, Gonzalo ha estado realizando una investigación, “in situ, tirando de mucho archivo antiguo personal, sobre el órgano en Aragón entre 1815 y 1939, con la intención de poder ‘regalar’ al patrimonio organístico maño una salvaguarda, una protección, al constatar su situación y actualidad, amén de su historia”, subraya Gonzalo.
“La cosa quedó en unas 180 páginas de material totalmente original, que, valga la broma, en la segunda parte de la pandemia remataré y si, gracias a Dios, no la hay, cuando sea: esta será mi pequeña contribución al momento tan jodido que nos ha tocado pasar”. De inmediato, Chus Gonzalo tiene pendiente una grabación en un órgano histórico del siglo XVIII aragonés con música de Domingo Scarlatti, un repertorio que al oírse en el órgano histórico se renueva.