Erin Memento presentaba hace unas semanas en el Café La Palma de Madrid (primera vez en la capital con banda completa) las canciones de su segundo EP “Incendio en el jardín” ante un público más que numeroso.
Eso fue lo primero que me sorprendió ya que Erin es todavía una artista poco conocida, incluso para el gran público de Aragón. El parón del confinamiento y los retrasos pandémicos afectaron enormemente al lanzamiento de su primer EP “La noche no es para todos”, como ha ocurrido con infinidad de artistas y bandas que el COVID, literal o figuradamente, se ha llevado por delante.
Durante este último año de apertura pandémica ella ha ido sembrando en Madrid, donde ahora reside, con sus conciertos acústicos, apariciones esporádicas en festivales y un premio en el histórico concurso Rock Villa de Madrid, afianzando su propuesta y básicamente, haciendo fans y contactos, que eso es lo que se hace en Madrid. Este invierno será sin duda cuando su esfuerzo comience a dar sus frutos y se le abran más puertas. Y presente al fin, espero, sus 2 EPs en una sala zaragozana a lo grande, tras sus ya habituales apariciones en distintos formatos y lugares.
Pero vayamos al grano que me disperso. La banda, estupenda. Lo que los críticos de mi época denominaban como sección rítmica (o sea, el bajo y la batería, Jorge Andrés y Sergio Aranda respectivamente) impecables en su función. Frescos e imaginativos. Insultantemente jóvenes además, lo que me crea una enorme envidia. Sana, eso sí, jejeje. A la guitarra, un viejoven conocido, Lorién Vicente, que con sus también envidiables 25, es ya uno de nuestros JASPs* favoritos con su carrera en solitario. Qué decir de sus guitarras para Erin: brillantes, precisas y sobre todo, adecuadas. Lorién da a cada canción de su amiga Erin el arreglo exacto que necesita.
El repertorio, pues las canciones de sus 2 EPs, comenzando quizá por su más famoso single, “Matarán” y terminando con su otro tophit “No, no, no” y “Billie”, la que para mí es su mejor canción, al menos del primer EP, que fue premiada como tal en los Premios de la Música Aragonesa (la propuse yo, que conste, porque ni había sido single aún, jeje). Entre medias, “No te olvides de mí”, “Muerta de frío”, “Nuestra colisión” o “Lágrimas de sal”, todas ellas singles o merecedoras de serlo, además de otras canciones de sus discos. Y un par de versiones. Erin siempre ha hecho en directo versiones con muy buen gusto y cuando para mí ha escogido una canción por la que yo no hubiese dado un duro, ha conseguido mejorarla sorprendiéndome. En esta ocasión bordó su visión del “Flecha” de Soledad Vélez y sacó su vena macarrilla (ójala la saque más a menudo) reinterpretando “No eres tú” de mis amados y escandalosos Triángulo de Amor Bizarro. Para esta canción invitó a René, cantante de los jovencísimos Dharmacide @Dharmacideband en un dueto devastador. Erin haciendo amigos por NeoMadrid.
Y de ella, pues poco queda que contar. Tener una voz maravillosa no es señal, ni mucho menos, de ser una buena artista. De hecho en este país es muy peligroso para una chica (mujer ya, perdón) cantar bien. Enseguida pueden salir paralelismos peligrosos como La Oreja de Van Gogh si tu timbre es agridulce y meloso como el cerdo de los chinos, Amaral si tus aspiraciones van más allá del pop y alguna vez has escuchado a Patti Smith o PJ Harvey, o, si tu voz es escandalosamente salvaje, puedes terminar siendo comparada con Mónica Naranjo. Afortunadamente Erin capea la situación con su buena voz y, sobre todo, su gran personalidad. Lo demuestra con cada una de sus canciones. Nos lleva con ellas a terrenos interesantes, a ese mundo lluvioso, nocturno e incendiario en el que se mueve. Y esta es su principal baza, y no su voz. Esto es lo que hace a sus composiciones, y a ella misma, interesantes.
Como única pequeña crítica diría que, como hacen muuuuchos cantantes en directo, Erin comienza a guardarse voz para luego. Recorta notas, disimula agudos, acomoda su voz para que no le falle ni un pelo en sus conciertos. Una postura superprofesional, ella lo es, pero que a los que la hemos escuchado ya desde hace tiempo, nos corta un poquito el climax. Que no pasa nada, porque el resultado es redondo e irreprochable, pero a veces te hace echar de menos un grito, un gallo, una imperfección… Además, dudo que lo necesite porque de voz va sobrada. Cosas de artistas…
Estudiar sonido en Los Ángeles, participar como corista en grandes grabaciones, que tus discos hayan sido producidos por 2 genios de la producción de este país (distintos a más no poder) como son Nacho Atmósfera y Paco Loco, o recibir distintos premios y reconocimientos, van forjando su personalidad musical y no hay quien pueda dudar de que la propuesta de Erin tiene calidad y validez de sobras. Pero recordemos que aunque todo lo que le ha ocurrido los últimos 5 ó 6 años no hubiese sucedido, estaríamos hablando de una propuesta muy especial, digna, como lo es ahora, de tener en cuenta. Eso venía ya de serie.
*JASP: Joven Aunque Sobradamente Preparado. Frase publicitaria de la que solo se acordarán los mayores de 40, utilizada en la época de la Generación X y el Grunge, términos también olvidados frente al empuje de los Milenians y los futuros Pandemians. Todo pasa y todo queda.
Texto y fotos, Santi Rex