Diego Meléndez es un culo inquieto, es imposible no haberte cruzado con él en la quinta metrópolis más grande del país. El malagueño se ha asentado a base de bien en la cultura aragonesa, con pulso firme y pasos acertados. Y eso que son estos tiempos convulsos, llenos de cicatrices sin curar y de avenidas destrozadas por el presente distópico que ha arrasado con la nocturnidad y alevosía inherente al carácter urbanita.
Después de cientos de micros abiertos, de relaciones públicas y de mucha, mucha barra, Meléndez se incorpora a la Liga de las canciones con su primer larga duración, La revancha del insomnio. Es un disco de canciones, lleno de guiños eléctricos y de referencias, algunas más evidentes que otras, pero sobre todo es una colección de canciones, cuidadas con el mimo del que ama este oficio tantas veces denostado. En este caso el pleno al quince en la composición parte de su hermano, Guillermo Meléndez, todo queda en casa y Caín y Abel van de la mano.
La interpretación por parte de Diario Fantasma es impecable, con limpieza y pureza en los arreglos, pop brillante de estribillo coreable y hermandad. Un poco de Platero, otro tanto de El último de la fila y el aroma mediterráneo de la costa de Elefantes o, sí, Serrat. Con sumo vicio abre la veda entre chorus, delay y la grave voz de Meléndez acompañando el ritmo arrastrado entre arabescos melódicos y resaca lírica. Manolo García de vacaciones en Marbella. Hay algo gallego en Fiesta y toques madrileños en Salí disparado, es como si Diario Fantasma fuera una red ferroviaria que se empapa del paisaje que recorre. ¿Recuerdan aquel documental-disco que sacaron Foo Fighters sobre la geografía americana? Pues algo así pero con aroma a Ibérico.
Es de valientes, y de insconscientes, el sacar diez temas a la palestra en estos días de canciones de consumo rápido y olvido fácil. Meléndez ha querido sacar su arsenal, con un poderío vocal y tablas del que se sabe la noche de memoria y no cae en el mundo verbena (cuántas buenas ideas se han perdido por confundir el camino). Es Mitad, en mi opinión, el tema que más sobresale del disco. Acompañado del violín de Teodora Doneva, la canción alcanza la cota más alta del repertorio, sin caer en el recurso fácil del fado portugués.
Idiotas marca el momento Rock in Ríos de La revancha del insomnio. Un ejercicio de rock clásico que siempre debe tener cabida en las noches de electricidad. Quique González nos espía desde su caserío cántabro y decide si tenemos cabida en su espiral o debemos marchar. Queremos ver a The Edge en la guitarra de Marcos García pero nos topamos de repente con el Hammond de Carmen Sainza y tenemos que cambiar de tercio. 4 costados y El diario fantasma cierran de manera equilibrada esta larga duración con un momento Turnedo que repica aun cuando el reproductor ha cesado su actividad.
La revancha del insomnio es un disco de notable, con momentos de alta precisión en la ejecución, es un sobre bonito por fuera y por dentro pero que carece de sorpresa, para bien y para mal. Es una película que sabemos cómo acaba aunque la veamos con la necesidad de un cinéfilo. Sorrentino comentaba que ya sabía jugar al cine y que por eso el factor sorpresa del fútbol le motivaba tanto. Esperamos que Diario Fantasma nos sorprenda en su próxima jugada.
Stabilito, D.
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