Quique González. Sala Mozart de Zaragoza, 08/04/2022
Quique González. Sala Mozart de Zaragoza. Foto, Aragón Musical

CRÓNICAS: Quique González. Sala Mozart de Zaragoza, 08/04/2022. Por Alejandro Elías

Volvió Quique González a su ciudad amiga, Zaragoza, esa que le ha visto en escenarios desde que en el aquel lejano 1998 debutara en las tablas de La Casa del Loco con su primer disco “Personal”. Desde entonces, casi todas las salas y teatros de esta ciudad  han visto al madrileño desplegar su magia con cada uno de los discos que ha ido editando en una carrera prácticamente inmaculada, sin tacha. El último de ellos es “Sur en el valle”, un álbum de nuevo notable en el que incide en su faceta down tempo, con unas composiciones suaves y delicadas que pellizcan el corazón desde las cuerdas de su acústica. A la hora de llevarlo al directo ha contado para esta gira con una banda sobresaliente, en la que destacan cada uno de los músicos por separado en su faceta de instrumentistas y en la que quizá saca pecho Toni Brunet como mano derecha indiscutible de Quique en labores arreglísticas, con un toque excelso en las seis cuerdas y en los coros. Abrieron puntuales a las 21h. en una sala Mozart sin demasiado público, cosa que extraña a juzgar por la popularidad del artista en el circuito musical español. Optaron por comenzar con varias canciones del último disco, quizá pecando de un inicio demasiado tedioso y lento que no ayudó a que el respetable cogiera el tono que habían ido a buscar. Pero en seguida llegaron al rescate temas como “Pájaros mojados” o “Caminando en círculos”, recordando al público quién tenían delante. Sin escoger canciones demasiado conocidas dentro de su amplio repertorio, Quique arriesgó sin duda con un set list algo intrépido en la primera mitad del show, que explotó por fin con “Salitre”, esa canción que abría el que es para muchos su mejor disco y que nunca jamás falla en directo. A partir de ese punto, se sucedieron los aciertos: “Clase media” -espectacular, el punto álgido de la noche-,  “Kamikazes enamorados”, “Dallas-Mephis”… hasta llegar al primer bis con “Y los conserjes de noche”, otra de las flechas que siempre dan en la diana. Con la gente totalmente ganada Quique sonreía y sus músicos disfrutaban, lo que proporcionó un nuevo tamiz al espectáculo que se cerró por todo lo alto con “Miss camiseta mojada” y “Vidas cruzadas” en la que el madrileño se colgó su Telecaster para gozo y disfrute de sus seguidores más fieles. Quique González propuso un concierto lleno de verdad, hecho por músicos de verdad dotados de una finura y precisión a la altura solamente de unos cuantos escogidos. Sin duda un regalo para un público que le ama.

Texto: Alejandro Elías

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