Volver a Las Armas es una alegría. No es la primera vez que hemos estado desde su reapertura, pero sí la primera en que íbamos a ver a una de nuestras bandas nacionales favoritas: los mallorquines L.A.. La banda capitaneada por Luis Albert Segura es muy querida en nuestra ciudad ya desde ese primer y recordado disco llamado Heavenly hell editado en 2009. Ahora este LP cumple su 15 aniversario y el grupo lo celebra con una gira de conciertos por toda España en el que lo tocan entero de arriba abajo y por orden estricto tal cual están las canciones ordenadas en el disco. Una moda no tan reciente que sin duda los fans celebran y agradecen: en este caso se trata sin duda del mejor disco de L.A. y, como digo, el más recordado. Así pues la primera canción en sonar fue la excelsa “Crystal clear” tras la fulgurante aparición del cuarteto sobre las tablas del escenario, los mismos cuatro miembros que forman L.A. casi desde sus inicios, una alineación que ha conseguido instalarse en el corazón de sus fans logrando crear una unión difícil de romper. Le siguió “Perfect combination”, una de las más inspiradas del disco y por tanto una de las más coreadas. Continuaron tocando en orden todas y cada una de las canciones de Heavenly hell y el público salivaba de emoción y alegría. Con “Stop the clocks” pareció que se paraban los relojes -valga la redundancia-, y con “Evening love” se llegó quizá al punto de destape definitivo en las emociones del público, que comenzó ya a bailar y cantar sin miramientos, dada la naturaleza soul y funk que posee el tema. Tras el repertorio previamente conocido por todos, comenzaron a llegar los hits de otros discos de L.A., como “Dualize”, “Living by the ocean” o esa perla llamada “Leave it all behind” que es – quizá- la mejor de las canciones que Luis Albert ha compuesto nunca. Un dato a reseñar que nos pareció curioso desde el principio es que se utilizaron en muchas canciones sonidos pregrabados para acompañar al cuarteto -como teclados, percusiones, sintetizadores, etc.-, hecho que sin duda sumó en cuanto a la riqueza del sonido del concierto, pero restó quizá al hecho de presenciar a una banda en riguroso directo. Se echaron mucho en falta otras canciones que no sonaron esta vez, pues optaron por un repertorio más cercano al rock n’ roll y a la electricidad que en otras ocasiones; estamos hablando de gemas como “Higher place”, cimentada en lo más profundo del alma de muchos de nosotros como una de esas que emocionan de verdad. Esperamos que vuelvan pronto y toquen todas las que faltaron anoche y que tan queridas son en esta Zaragoza que recupera ya definitivamente el pulso de las noches de música en vivo.
Texto: Alejandro Elías