In Materia son la mejor banda de Aragón de los últimos 25 años. En cualquier estilo, no solo me refiero a “bandas de rock”. Sus canciones, su interpretación, su ejecución, su sonido y su complicidad entre ellos no tienen parangón dentro de esta comunidad autónoma. Y no me influyen motivos personales para afirmar tal cosa, no son mis amigos, ni mis familiares, ni nos une ningún tipo de relación afectiva; es una afirmación objetiva: son los mejores. Los he visto varias veces en diferentes lugares y formatos, pero el concierto matutino del pasado sábado en Rock & Blues fue su mejor concierto. Nunca había oído a una banda local sonar así encima de un escenario, ni interpretar de manera tan mayúscula sus canciones. Hace tiempo que pienso que en directo son insuperables, pero quizá les faltaba afinar un poco en la composición. Con sus dos últimos temas -interpretados en primicia el sábado- son también los nº 1 en hechura de canciones. “Anónimos” y “6×4” son de nuevo dos hits y se superan con ello respecto a su anterior remesa, que ya de por sí era notable. Su originalidad en las voces, los coros y los efectos vocales es otro de los puntos fuertes del cuarteto zaragozano y así lo demostraron introduciendo el show con “Metida en un cajón”, haciendo alarde de ello con un finísimo entramado vocal al más puro estilo Thom Yorke. Tocaron casi al completo sus dos referencias discográficas hasta la fecha, siendo la última “Infinito tripular” de 2020 la que más protagonismo acaparó dentro de un repertorio que no hace aguas por ninguna parte. Y es que llevar casi 20 años juntos consigue que Óscar, Fernando, Ángel y Javi no tengan ni que mirarse para reconocerse; es tal el hermanamiento que se percibe cuando tocan en directo que emana de ellos un amor colosal por la música que interpretan. El público no lo sabe, pero eso se contagia y hace que paulatinamente sus cuerpos vayan moviéndose a más velocidad, cantando más alto, alzando más los brazos y comulgando al completo con una banda que enamora allá donde va. Hasta que llega el estoque final con el estribillo de “Bicivoladores” y toda la sala termina saltando literalmente de alegría y júbilo ante un grupo que debería estar llenando salas de conciertos no solo por toda España, sino por todo el mundo. Sus efectivas composiciones en castellano -con perfectas reminiscencias de U2, Coldplay, Arcade Fire o Radiohead- unidas al sonido que ahora mismo están facturando en directo, hacen que la banda esté en su punto más alto. Es la hora. Es el momento.
Texto: Alejandro Elías