PROFETAS EN SU TIERRA
Que Amaral adquiere su verdadera dimensión en directo es algo que un servidor ya sabía de buena tinta. Y es que, acostumbrados a ver cómo artistillas de chicha y nabo copan las listas de éxitos, se agradece comprobar que todavía hay músicos que mantienen la dignidad artística en medio de tanto marketing vacío y desustanciado. Eva y Juan hacen lo que les gusta y eso se plasma en unas canciones redondas de pop nítido con toques de folk americano y algún que otro zarpazo guitarrero.
Y eso mismo es lo que pudimos ver y escuchar. En medio de un gran escenario lleno de televisiones colgantes flanqueadas por dos pantallas gigantes que escupían imágenes diversas y un vistoso juego de luces, los aragoneses derrocharon actitud y ganas durante la hora y media que duró la actuación.
Comenzó el show con Días de verano y después, desde el recogimiento e intimismo de Enamorada (sólo con piano y voz) hasta la bailonga Salta, los zaragozanos ofrecieron un repertorio centrado en su último disco Pájaros en la cabeza sin olvidar viejos hits como Rosita, Sin ti no soy nada, Cómo hablar (cantada a dúo con Iván Ferreiro) o una sorprendente revisión de la antaño discotequera Estrella de mar. Claro que, como nunca llueve a gusto de todos, a este humilde pinchateclas le hubiera gustado poder disfrutar del repertorio menos masivo y más underground de la banda con temas como 1997, Siento que te extraño o la magnífica En sólo un segundo. Pero ahí ya entran los gustos de cada uno…
Como siempre Eva estupenda, vestida de negro e inundando el escenario con esa voz privilegiada que hace que uno se alegre de que una lesión la apartara para siempre de la batería… Y es que esta chica no sólo canta bien, sino que además toca la guitarra, la armónica, se mueve briosa y agita al personal. Vamos, igualito que las barbies de OT, ¿verdad?.
Jugaban en casa y se sentían cómodos. No en vano, la banda suena en esta gira más suelta, compacta y roquera que nunca, con un sonido muy directo y con una garra añadida que se hace más que notable en temas como Subamos al cielo con ese delicioso toque de trémolo en las guitarras, la reivindicativa Revolución o Big bang. Todo un acierto la presencia de Javier Pedreira de Latino Diablo como segundo guitarrista para el directo, pues además de aportar su calidad también permite que Juan tenga una mayor presencia sonora en el escenario, manejando con comodidad los efectos de sus guitarras e incrustando esos etéreos arreglos que son seña de identidad en el sonido de Amaral.
Sin duda, el momento más emotivo de la noche tuvo lugar cuando Juan, solo con su guitarra acúsitica, cantó â nada mal, por cierto â Tardes acompañado del violín entre folk y velvetiano de Jaime Lapeña (Almagato, Distritocatorce…), compañero de viaje en los inicios por los bares de Zaragoza. Muchos recuerdos de los viejos tiempos y emociones a flor de piel. La canción terminó con Eva a la batería, contra prescripción médica, por supuesto…
Quizá porque cumplían el sueño de todo artista local (tocar en el Paseo de la Independencia) o quizá porque se sentían arropados por un público expectante y entregado, lo cierto es que Eva y Juan se mostraron más relajados y cercanos que nunca e, incluso, tuvieron tiempo para recordar sus orígenes humildes y dejar un par de recaditos a los políticos zaragozanos. Seguro que más de uno se iría escocido a casa después de ver cómo â para sonrojo de muchos – Juan Aguirre recordaba a la audiencia el denodado esfuerzo de nuestro Excelentísimo Ayuntamiento por cerrar bares musicales y salas de conciertos. No olvidemos que el concierto fue retransmitido por TVE para toda España y Latinoamérica…
Previamente, la mezcla estilística del argentino Kevin Johansen y el rock racial de los mejicanos Jaguares (los míticos Caifanes) habían caldeado el ambiente de esta nueva edición de Zaragoza Latina. Sin lugar a dudas, Jaguares merece mucha más atención y gozará de minutos extra en mi reproductor.
Jaime L. Novo, cronista en prácticas.
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